En el mundo del té, una misma planta puede ofrecer resultados totalmente distintos dependiendo de dónde y cómo se cultive. ¿Por qué un té de Darjeeling de segunda cosecha recuerda a moscatel, mientras uno de Yunnan es terroso y especiado? ¿Por qué un té japonés tiene notas de alga marina, y uno de Sri Lanka brilla con notas cítricas? La respuesta está en dos factores clave: el terroir y la altitud.
Estos términos, cogidos del vino, sirven para entender el perfil aromático y gustativo del té. Vamos a explicarte por qué.
“Terroir” es una palabra francesa, que en español llamamos "Terruño". Abarca el conjunto de condiciones naturales, humanas y culturales que afectan al crecimiento de una planta: el tipo de suelo, la altitud, el clima, la humedad, la orientación solar, los métodos agrícolas y hasta el momento de la cosecha, entre otros.
En el caso del té, el terroir influye directamente en:
Los compuestos químicos de la hoja (catequinas, aceites esenciales, aminoácidos).
La velocidad de crecimiento de la planta.
La calidad sensorial del licor final.
El terroir imprime en el té una huella que lo hace único, lo que permite distinguir un Long Jing de Hangzhou, un Gyokuro de Uji o un Darjeeling de primera cosecha.
Uno de los componentes más influyentes del terroir es la altitud a la que se cultiva el té. En líneas generales:
A mayor altitud, menor temperatura, crecimiento más lento y mayor concentración de compuestos aromáticos.
A menor altitud, crecimiento más rápido, más volumen de hoja, pero sabores menos complejos.
Los tés de altura suelen ser más finos, florales, con notas más persistentes y una textura más elegante. Por eso se valoran tanto los “high-grown” de Ceylán o los jardines elevados de Darjeeling y Nepal.
Cada variable del entorno modifica el perfil final del té de manera específica:
Suelos ricos en minerales aportan complejidad y persistencia.
Climas fríos intensifican la dulzura y reducen la astringencia.
Niebla frecuente actúa como sombra natural, favoreciendo el umami (como en Japón).
Lluvias abundantes pueden dar lugar a hojas grandes pero menos concentradas.
Altura elevada ralentiza el desarrollo y aumenta la concentración de aceites esenciales.
Estas características además de definir el carácter del té también orientan su estilo de elaboración.
¿Sabias...
Los oolongs taiwaneses más aromáticos suelen producirse en zonas montañosas de hasta 2000 m.
A continuación, una tabla comparativa con ejemplos de tés donde terroir y altitud juegan un rol clave:
Té | Región / País | Altitud aproximada | Características del terroir | Perfil sensorial |
---|---|---|---|---|
Darjeeling First Flush | India | 1500–2000 m | Clima fresco, brumas constantes, suelos arcillosos | Floral, moscatel, ligeramente astringente |
Gyokuro | Japón | 300 m - cultivo sombreado - | Alta humedad, sombra artificial, cercanía al mar | Umami pronunciado, textura sedosa, vegetal dulce |
Ali Shan Oolong | Taiwán | 1000–1600 m | Mañanas soleadas, niebla vespertina, suelos volcánicos | Cremoso, floral, durazno blanco |
Yunnan Dian Hong | China | 1300–1800 m | Suelos rojos fértiles, clima húmedo-subtropical | Malta, cacao, madera húmeda |
Ceylon Uva Highland | Sri Lanka | 1200–1800 m | Altitud elevada, lluvias estacionales, brisas secas | Cítrico, mentolado, fresco y brillante |
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